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Anne Hathaway y su vestuario en The Witches con inspiración en iconos de los 60's

La Gran Bruja en The Witches de Roald Dahl es notoriamente aterradora, como confirmará cualquiera que haya visto la adaptación cinematográfica de 1990.

Para su versión de 2020 de la historia infantil, el director Robert Zemeckis eligió a la diseñadora de vestuario Joanna Johnston (Lincoln) para hacer que el personaje de Anne Hathaway sea a la vez elegante y traumatizante, con mucha ayuda del equipo de peluquería y maquillaje conformado por Paula Price y Peter Swords King.

En su moodboard para Hathaway: iconos de estilo clásico de los años 60 como Jackie Kennedy y Marilyn Monroe, así como las ‘supermodelos’ de la época, como Nena von Schlebrügge y Carmen Dell’Orefice.

En el transcurso de su estadía en el Hotel Grand Orleans Imperial Island, la apariencia de la actriz de The Devil Wears Prada, evolucionó de profundamente glamorosa a abiertamente bruja: sus trajes ajustados, capas elegantes y negligés de encaje dieron paso a vestidos oscuros que se sienten más Macbeth que Monroe. (En contraste, el equipo incluyó sombreros pasados de moda, vestidos florales al estilo de los años 50 y abrigos plumeros para que Octavia Spencer los usara en el papel de la abuela).

El maquillaje de la Gran Bruja también se vuelve cada vez más demoníaco a medida que su búsqueda de deshacerse del mundo de los niños progresa: Swords King usa mucha sombra de color púrpura oscuro alrededor de sus ojos y Price peina hacia atrás sus diversas pelucas para dar la apariencia de cuernos a pedido de Hathaway.

Luego, por supuesto, están las prótesis faciales de la Gran Bruja, que requirieron que Hathaway se sentara durante cuatro horas en una silla de maquillaje. (Es bien sabido que el maquillaje de Anjelica Huston para el papel en la película original tomó siete horas para aplicar y cinco horas para quitar cada día).

En total, durante el transcurso de la filmación, Hathaway usó 17 calvas de látex para dar la apariencia de un cuero cabelludo cubierto de venas; 22 cubremanos para que pareciera que solo tenía tres nudillos; y 198 extensiones de dedos, aplicadas en una ‘carpa’ dedicada solo a los dedos dentro del set del estudio Warner Brothers en Leavesden, donde tuvo lugar la mayor parte del rodaje.

FUENTE: www.vogue.mx