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En 1967, Priscilla Beaulieu, de 21 años, se casó con el rey del rock. Elvis Presley, que la había cortejado años antes durante su estancia en el ejército, lanzó a la ingenua joven al primer plano de los medios de comunicación cuando la convirtió en su esposa.

 

Tras seis años de matrimonio, la pareja se divorció en 1973 y poco después, entusiasmada por emprender sus propios negocios, Priscilla abrió una boutique en Beverly Hills. Junto con Olivia Bis, su socia y estilista, Bis & Beau fue un éxito. Se hicieron con una clientela de alto nivel que contaba con Cher, Liza Minelli y Natalie Wood como sus habituales. La tienda cerró tres años después.

 

Para entonces, Presley se había despojado de la vestimenta de la esposa del rockero de los años 60 para adoptar un estilo más bohemio, típico de la década. Los pantalones acampanados, los chalecos bordados y los vestidos vaporosos a lo Stevie Nicks se convirtieron en elementos recurrentes de su vestuario. Fue en esta época cuando Presley se deshizo de su peinado en forma de colmena y dio rienda suelta a sus ondas.

 

Su siguiente cambio de imagen llegó en la década siguiente. Presley, que aparecía con regularidad en el cine y la televisión, cambió su look por un exuberante atractivo ochentero. Los monos de día y los vestidos de volantes y lentejuelas de noche eran su rutina. En la década de los 90, empezó a experimentar con siluetas más andróginas en lugar de los básicos femeninos con los que la gente estaba acostumbrada a verla. Los trajes y las chaquetas entalladas se convirtieron en un pilar de la actriz.

 

A lo largo del siglo XXI, Presley ha mantenido el glamour sin dejar de lado las influencias de la moda masculina. A la Gala del Met llegó del brazo de Austin Butler, que interpreta a su antiguo marido en la película biográfica. Para el evento, se vistió de seda de Prada de pies a cabeza con una gruesa diadema que recordaba su pelo de los años 60, que se ha convertido en una fuente de inspiración para gente como Lily Collins y Lana del Rey.

 

Unas semanas más tarde, volvió a cautivar al público, esta vez en el Festival de Cannes para promocionar la película. Con el impresionante telón de fondo de la Riviera Francesa, Presley rezumaba glamour de estrella de cine con una blusa estampada de Versace de inspiración barroca. Esta reina del estilo nunca ha dejado de roquear.

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